Las decisiones que tomamos: así se crea un mundo mejor

¿Cuántas veces hemos dicho eso de “¡hay que ver cómo está el mundo!” sin pensar realmente si el mundo está mal? El mundo está mejor que hace dos décadas a tenor de todos los indicadores, pero existen riesgos indudables que hay que combatir. Mostramos a continuación algunos ejemplos encaminados a seguir cuidando nuestro bien más preciado: La Tierra.


Hay frases hechas que decimos sin pensar y que, si nos fijamos bien, igual no están en lo cierto. Es el caso de la que encabeza el artículo: "¡Hay que ver cómo está el mundo!". Las ideas preconcebidas son difíciles de cambiar, sin embargo, los datos están ahí para señalar la verdad. Lo cierto es que, rascando bajo la superficie, podemos ver que en los últimos años la humanidad ha dado pasos de gigante en ámbitos clave.

Por ejemplo –según el último informe publicado por la ONU sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio-, en los últimos 25 años se ha reducido a menos de la mitad la tasa de personas que viven en situación de pobreza extrema en países en desarrollo. Otro dato: en el año 2000, alrededor del mundo había 100 millones de niños en edad escolar que no asistían al colegio. Hoy en día, esta cifra ha bajado un 50%. Es evidente que en estos y otros campos queda trabajo por hacer, pero no es menos cierto que se ha logrado mucho: unos resultados que no habrían sido posibles sin las decisiones tomadas en su origen. Esas decisiones que creemos insignificantes pero que alcanzan valor a la hora de la verdad, a veces casi sin darnos cuenta.

Cambiar el mundo no es una utopía, sino una realidad posible que depende de la voluntad. De poner en juego la libertad y escoger. Es la razón por la que, por poner otro ejemplo, el acceso de las mujeres a representaciones parlamentarias haya crecido un 90% en 20 años. El motivo de que actualmente el 91% de la población mundial tenga acceso a agua potable suministrada por cañería. O que desde 1990 se hayan eliminado el 98% de las sustancias que dañaban la capa de ozono. Mejorar las condiciones del mundo a nuestro alrededor es consecuencia de las decisiones que tomamos: las grandes y las pequeñas.

El mundo, por tanto, cambia decisión a decisión, y todos los agentes sociales deben contribuir para la sostenibilidad y el progreso de la sociedad y del medio natural que lo sustenta.En este sentido, las grandes compañías, más allá de proveernos de productos y servicios de calidad, deben tomar conciencia de la responsabilidad indudable que tienen. No es una simple cuestión de reputación y buena imagen, es cuestión de asumir sin titubeos que si estas medidas no se toman, la naturaleza está en peligro. Y sin ella, no hay desarrollos ni progresos posibles. La famosa marca y líder del mercado de cápsulas de café, Nespresso, es una de las empresa que hace este lema suyo para ponerse en marcha.

¿Qué decisiones se han tomado para mejorar la vida de los caficultores?


Consciente de que el mejor café debe tener en cuenta cada fase del proceso, la compañía ha implementado una serie de medidas como su alianza con la ONG Rainforest Alliance –que trabaja por la protección y el aprovechamiento sostenible de los bosques nativos del mundo-, junto a la que creó el programa AAA Sustainable Quality en 2014.


Esta idea de 'calidad sostenible' se concreta en una serie de estándares de alta calidad que una red de 350 agrónomos trabaja por incorporar a la manera de trabajar de los agricultores de café. De este modo, los caficultores reciben unos ingresos extra que pueden dedicar a mejorar su calidad de vida y la educación de sus hijos a la vez que –por cumplir con los requisitos del programa- queda asegurado el máximo nivel del café producido.

Este programa –que hoy en día incluye a 70.000 agricultores inscritos, esparcidos en 12 países- supone una colaboración de mejora continua: “nuestro futuro está ligado al de los caficultores”, aseguran desde Nespresso. En total, este programa representa un 80% del suministro total del café de Nespresso. 

El ejemplo a seguir: la central de beneficio comunitario en Colombia


La firma, además del programa AAA Sustainable Quality, sigue llevando a cabo iniciativas para mejorar la sostenibilidad de la producción cafetera colombiana. Durante generaciones, el café del país ha seguido métodos muy tradicionales, artesanales e individuales. Este proceso ha contribuido a que se consuma más agua de la necesaria o a contaminar los ríos, entre otras cosas.

Por ese motivo surgió la central de beneficio comunitario, situada en el término municipal de Jardín. Allí trabaja Humberto, protagonista del emotivo vídeo y cuya vida cambió mediante esta iniciativa de Nespresso. En estas instalaciones comparte trabajo con otros 200 caficultores, que han visto mejorar notablemente sus condiciones de vida: dedican unas cuatro horas menos al día para tratar el café y ganan más dinero. 

A este beneficio local para los trabajadores se suma un beneficio con miras mucho más amplias: la central de beneficio comunitario ha permitido gastar un 60% de agua menos con respecto a la empleada anteriormente. Nespresso ayuda a los agricultores a cumplir las exigentes normas de certificación mediante la colaboración a largo plazo con la Rainforest Alliance (desde 2003) y la Fairtrade Internacional. Todas estas son medidas, en definitiva, para proporcionar un beneficio a todos los niveles y que ya está siendo replicada en otras regiones del país, como en Gigante (Hulia).


Son estas acciones que surgen desde abajo las que tienen un gran impacto en nuestra vida y en la de los que nos rodean. Decisiones, a su vez, que son fruto de una constatación: que la palabra 'pequeña' es sólo eso, una palabra. Porque hasta la sencilla y a la vez extraordinaria experiencia de tomar una taza de café Nespresso, genera un valor para la sociedad y el medio ambiente.